miércoles, 28 de noviembre de 2007

Reformas al COFIPE


Lo escrito acerca de las implicaciones de la reforma electoral, me deja con muchas dudas e incertidumbre. Pues no me a parecido que exista una amplia discusión de las mismas en ninguna parte fuera de algunas columnas y programas de crítica política.
De lo que se presenta resulta realmente preocupante la sobre regulación en la que derivará todo esto. ¡Lo que provoca el sistema de desconfianza mutua!.
Hasta hace un año, se veía la necesidad de avanzar en materia electoral, y se hablaba de una tercera generación de reformas, para desgracia nuestra, esa tercera generación se quedo en el papel, porque lo que hoy se nos presenta parece más un retroseso, y digo parece porque no nos lo han explicado detenidamente.
Si por algo se caracterizaron las reformas que precedieron a la que hoy esta en ciernes, es la amplia discusión que se dio en torno a que le convenía más a México, para dejar el predominio de un partido sobre todos los demás, quizás por ello todo avanzó también; pues se trataba de llevar a l país de un régimen de partido cuasi único, a uno donde la pluralidad estuviera garantizada, y esto no por alguna graciosa conseción del PRI, si no derivado de la creciente presión social, cuyo punto de inflexión más importante es el año 68 del siglo pasado.
Después del 68 al revolucionario institucional no le quedo de otra, más que la de conceder espacios a la oposición, lo que a lo largo del tiempo serviría para que las fuerzas políticas opositoras pudieran trabajar sin tantas trabas, hasta hacerlo en un marco de normalidad como lo hacen hoy en día. El camino fue largo arduo un muchos procesos calumniados injuriados por su poca transparencia y por que era el mismo gobierno quien organizaba, y por ende determinaba quien ganaba o no.
Esas prácticas parecen tanlejanas, seguramente muchos de nuestros electores actuales no vivieron ese tipo de procesos, y por ello no tengan una conciencia tan amplia sobre los procesos electorales organizados desde el gobierno.
Otro punto de inflexión lo podemos situar en 1988 en donde el triunfador, salió de un proceso por decir lo menos amañado, la elección resultó más competitiva de lo que se pudiera imaginar, la oposición a pesar de todas las barreras para realizar su trabajo político, supo tener al grupo en el poder en ascuas, y muy cerca de ser derrotado, lamentablemente hasta hoy no se sabe bien a bien, quien ganó en las urnas, toda vez que las elecciones las organizaba la Secretaría de Gobernación.
Esta crisis de credibilidad del aparato electoral necesariamente derivo en uno nuevo, pero no fue sino hasta el año 1996 en el que por fin se realizaron las reformas que le daban autonomía al Instituto Electoral Federal, y de que por primera vez era un organismo ciudadano, en cuya rectoría quedaba un grupo de ciudadanos que integraban el Consejo Electoral Federal y del cual formaban parte los partidos políticos, con la oportunidad de tener un representante.
Aquí quisiera hacer un paréntesis; pues me parece necesario puntualizar que nunca coincidí con la idea de que el Instituto era un órgano ciudadano; toda vez que los únicos con la capacidad para postular personas a los puestos de consejeros electorales, eran precisamente los partidos políticos, y yo no recuerdo que como ciudadano o como miembro de un partido político me hallan preguntado mi parecer para postular sutanito o a perenganito; así que lo de ciudadano lo dejaría yo entre comillas, aunque no dudo que más de una posición en el consejo general no tenga ningún tipo de interés con partido alguno.
Para la elección de 1997 los resultados electorales por primera vez en mucho tiempo fueron muy poco objetados, y nos sorprendió la pluralidad del país, más aún que por primera vez, el PRI ya no era amo y señor de la cámara baja.
El instituto haciendo gala de su autonomía había podido sortear los ardides de los partidos políticos, se puso a la altura de las circunstancias, y las nuevas reglas y normas demostraron su valía, por pirmera vez en mucho tiempo se habló de elecciones justas transparentes y los elogios no cayeron de todos lados.
Todo estaba listo para la prueba de fuego la elección presidencial del año 2000.

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