Casi cualquier cosa es un buen pretexto; pero hay algunos excelentes; como el poder observar un cielo completamente despejada, con una luna espectacular, exquisitamente intensa, y que es nos brinda un panorama hermoso; a algunos quizás los remita a magníficos e idílicos momentos, para alguien más será nostálgico, a mas de uno nos arrancará un enorme sonrisa, y por supuesto nunca faltara el loquito que inmediatamente sacará su telescopio, para escudriñar los antiguos cráteres lunares, o algún otro detalle de nuestro hermoso satélite.
Y esto nos habré una oportunidad para poder hablar un poco de esos grandes locos, a los que debemos el conocimiento que tenemos el día de hoy de nuestro universo. Por mero capricho neuronal, y no por orden cronológico empezaré por Galileo, quién se atrevió a hablar de forma explicita de un modelo astronómico, en donde la tierra no era el centro del universo. Que osadía la suya; máxime viniendo de alguien que se había formado en la tradición cristiana y dentro de la la institución eclesiástica católica. De inmediato la Iglesia reaccionó, descalifico, degrado y enjuició a Galileo, se determino, que mentía, haciendo a un lado, las bases empíricas que llevaron a Galileo a presentar un modelo astronómico; donde el Sol y no la tierra era el centro.
Y es que hasta antes de que Galileo hablara de su modelo, la teoría aceptada principalmente por la Iglesia Católica, aquella en donde le centro del universo los constituía la tierra, y que todo lo demás giraba al rededor de ella. algo que para cualquier observador del cielo, resultan un tanto difícil de creer; por eso muchas civilizaciones antiguas tenían muy claro, en base a sus observaciones, que la tierra no podía ser el centro del universo. Afortunadamente en la historia de la humanidad siempre hay locos como Galileo, que se no se conforman, con el conocimiento que se les da, van mas allá; lo toman, lo hacen suyo y lo transforman en algo nuevo, Galileo, tomo el conocimiento que había en su época del espacio, se apropio de el, y lo transformo en algo nuevo, en una teoría fascinante, en donde gracias a sus observaciones, eso enorme gigante que era el sol, no podía estar supeditado a las fuerzas de la tierra.
Otro gran loco fue Kepler, quien dio forma a la teoría de Galileo, este hombre de Iglesia también, aunque del lado protestante, era un matemático empedernido, estaba obsesionado con la geometría, en ella explicaba y encontraba a Dios, solo el podía haber creado un mundo tan bien diseñado; fue un hombre que dedico su vida al estudio de los cielos; el doto al modelo de Galileo de la teoría matemática que los sustentara, no sin darse de topes en la cabeza; pues muy a su pesar el modelo de Galileo no coincidía con las observaciones que se habían echo hasta el momento del sistema solar, dicho de otras forma no le cuadraban las cuentas. Y es que muy a su pesar la geometría le jugo una mala pasada, y de paso e mostró que puede ser muy caprichosa y varada la forma en que el universo se nos presenta. El modelo de Galileo fallaba, por algunos grados de las observaciones reales, y es que estaba basado, en que el movimiento de los planetas al rededor del sol describía un circulo perfecto. era pues un modelo concentrico, donde los planetas giraban alegremente al rededor del sol, describiendo un circulo perfecto en ese desplazamiento. Lo malo era que a la hora de comparar este modelo con la realidad, simplemente, las cuentas no salían; así que algo andaba mal; y Kepler tuvo que sobre ponerse a su idílico modelo de circunferencias perfectas, y oso, en ir más allá para poder explicar la consistencia del modelo de Galileo, y tratarlo de ajustar a la evidencia empírica. Y de pronto con una nueva figura geométrica pudo al fin alcanzar a conciliar al modelo con las observaciones, y propuso a la elipse, como la figura que describían los planetas al órbitar el sol.
Que bueno que estos locos estuvieron entre nosotros, yo luego le sigo, la neta mis neuronitas no dan más por el momento, y el cuerpo exige cama, pero otra variedad.
Nos vemos.
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