domingo, 12 de julio de 2009

Acción Nacional: tarea inacabada

Por César Marcelino León Ochoa*

“El valor no es cerrar los ojos ante el fracaso sino evitarlo o sacar de él nuevo aliciente para la acción; no conformarse tampoco con el éxito, sino adelantarlo luego” Manuel Gómez Morín

Decía atinadamente Nicolas Tenzer que la política es tarea permanente e inacabada, que se construye todos los días con nuestro esfuerzo y dedicación y quien afirme que el bien común, por ejemplo, ya se cumplió de una vez y para siempre, o está muerto o no es humano.

El resultado electoral del pasado 5 de julio ha cimbrado fuertemente al Partido Acción Nacional. El voto de castigo de parte del electorado es unánime: debemos reconocer ante los ciudadanos que hemos fallado, que no hemos sabido traducir en resultados satisfactorios el ejercicio de gobierno, que desapegarnos de la gente nos debilita.

Hemos olvidado también que al electorado hay que convencerlo pero también hay que enamorarlo –cortejarlo permanentemente hasta conquistarlo y una vez conquistado refrendar ese encuentro con acciones- y no comprarlo como hacen otros, hasta prostituirlo.

Pero también debemos reconocer que los votos no se ganan en automático, porque seamos gobierno federal, porque tengamos diputados y senadores, gobernadores, alcaldes, regidores, etc. En la política como en la vida, nada está escrito y más bien depende de nosotros el destino y la ruta a seguir.

Acción Nacional está a punto de cumplir 70 años y varias generaciones trabajaron para heredarnos lo que hoy tenemos. Las campañas actuales ya no se pueden hacer apelando al pasado, recordando viejos modelos o añorando liderazgos que ya no están vigentes. La derrota del 5 de julio la hemos cargado los panistas del presente, los que estamos en el partido, los que asumimos un cargo de dirección, los que militamos en él, los que ocupamos un cargo público.

Ni las derrotas ni las victorias se heredan. Dependen más bien del trabajo de quienes hoy hacemos política.

Por eso creo que más que reflexiones, más que análisis internos –que deben hacerse por supuesto, tanto en casos de victoria como de derrota- debemos ponernos a trabajar. Que de la reflexión, como decía Carlos Castillo Peraza, surja la acción, la acción concreta y medible, con responsables específicos y tareas perfectamente asignadas.

Más que buscar culpables y exigir renuncias debemos cuestionarnos si hicimos lo necesario para ganar o nos conformamos únicamente con lo posible. Esta derrota no es el fin de la Institución sino la oportunidad de enmendar errores y actuar en vista de lo que viene.

Para los panistas que piensan que ya logramos todo al ganar la Presidencia de la República en el 2000 y en el 2006 o que deben irse los dirigentes del partido porque retrocedimos electoralmente en el 2003 y ahora en el 2009, se equivocan.

El reto de transformar a México es enorme y requiere el concurso de todos los ciudadanos. El reto de mejorar a nuestro partido, perfeccionarlo y activarlo, depende de todos los panistas.

Pero no esperemos a ser llamados personalmente, como bien dijo Adolfo Christlieb Ibarrola. Todos tenemos un lugar y una tarea en Acción Nacional.

Por eso, retomando las palabras de este notable panista, hago un llamado a todos los militantes, a todos los dirigentes; hago un llamado apremiante y cordial, para que apretemos filas, redoblemos esfuerzos, corrijamos deficiencias y errores.

En política y por supuesto, en Acción Nacional no hay ángeles o demonios, no hay buenos y malos. Habemos seres humanos falibles y perfectibles.

Que esta derrota electoral nos enseñe que Acción Nacional es una tarea inacabada y un compromiso de todos los que nos decimos panistas. Que este terremoto electoral nos sirva de lección, despierte nuestras conciencias y reanime nuestros corazones, porque la lucha política es eterna.

*Secretario General Adjunto del CDE del PAN


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