Las cosas que hay que ver para creer, apenas el año pasado se anunció la construcción de una nueve refinería en el país, se dijo que era necesaria, y en las mesas de debates sobre la reforma petrolera que se discutió en el congreso de la unión, se manifestaba claramente de la enorme necesidad de inversión en el sector petroquímico.
En ese momento la noticia impacto favorablemente, ya que desde hace mucho no se hacia una inversión tal en el sector.
Hasta aquí no hay inconvenientes mayores, lo malo fue que la reforma aprobada por el congreso de la unión no permitió que la iniciativa privada participara en forma directa en el sector energético y menos aún en el área relacionada con los hidrocarburos; por eso es Pemex la empresa que tiene que frente al gasto total de la construcción de la nueva refinería, (que por cierto eh escuchado que no se trata de una nueva sino de una macro reconfiguración de la ya existente en Tula).
Total que desde la fecha del anuncio de la construcción de esta refinería la historia de su se torna cada vez más traumática, a tal punto que parece un verdadero triller de suspenso para las entidades que están en disputa por reunir los terrenos suficientes para poder llevarse una inversión de 9.500 millones de dolares para su estado.
Al más puro estilo de los reality shows, a diario los medios van midiendo el numero de tramites de los estados de Hidalgo y Guanajuato, ante la Secretaría de la Reforma Agraria, para ver quien logra obtener las 700 hectáreas necesarias y con ello lograr el gran premio.
Esto además de absurdo es vergonzosamente ineficiente, es un derroche de recursos en un momento en el que el país no tiene tiempo que perder; ya que esta sumergido en una tremenda recesión económica, quizás la más profunda de la historia reciente, y tenemos como pasatiempo favorito cruzar apuestas de que estado ganará la refinería después de todo este teatro. La indefinición provoca distracciones, no tener una meta definida y dudar al momento de tomar una decisión brinda como resultado que estas sean débiles, y lo que debería de ser la punta de lanza para reanimar en algo la economía nacional, se esta convirtiendo en una pifia monumental, que esta desgastando a dos estados de la república, los cuales en aras de llevarse esta millonaria inversión están gastando valiosos recursos sociales, humanos y económicos, en una carrera que al final solo uno de ellos ganará, por lo que el perdedor no se llevará nada, quedará además de frustrado, con un gasto que para cualquier estado de la república no es menor.
Esto como resultado de la indefinición, por no sostener que la refinería se tiene que construir en el mejor lugar, el que proporcione la ventajas técnicas y económicas que lo hagan la mejor opción para construir la refinería.
Si es Tula Hidalgo el lugar ideal o el mejor, hay que tomar una definición ya, darle las facilidades necesarias, para que los trámites ante la secretaría de la reforma agraria se agilicen y que la mentada refinería se comience a construir cuanto antes.
Además no quiero dejar pasar un argumento que vi en la columna de Leo Zuckerman, en la cual hace referencia al costo de la refinería, que tendrá una capacidad para refinar de 130 mil barriles de petróleo, con una que grupo Valero vendió en Alabama; se trata de una refinería con capacidad de refinar 85 mil barriles de petroleo, la cual se vendió en 450 millones de dólares, es decir un 5 por ciento de lo que nos costará la refinería en Tula, además hace un planteamiento retorico, de que con lo que se va invertir en la refinería Pemex podría comprar el 60% del grupo Valero que cuenta con 16 refinerías suficientes para refinar el total de petroleo que produce Pemex.
Interesante razonamiento, y para mi es la muestra clara de por que la iniciativa privada es mucho más capaz de tomar mejores decisiones económicas, para incrementar los beneficios, mientras que en Pemex, lo que impera no es un razonamiento económico, sino político, lo cual no se traduce en beneficios para la empresa.
Casi dejo fuera de este discernimiento el de que nuestra producción de petroleo va en plena, picada, no sea que como también dice el autor en su columna, para cuando este terminada la refinería por ahí del 2014 ya no haya petroleo nacional para surtirla, y en una de esas vamos terminar importando el petroleo.
Pero aún hay tiempo de impulsar una verdadera reforma energética que tome en cuenta las capacidades reales del país para hacer frente a las necesidades de crecimiento económico.
Leo Zuckerman; mi respuesta a a la carta de Pemex
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