Los retos que enfrentamos
como nación son enormes y variados, por ello el desafío que nos presente es tan
grande.
El grupo en el poder, la
elite política, económica, financiera cultural de México, nos avizoran que en
tiempos tan difíciles, tan convulsos y confusos, lo mejor es seguir confiando
en ellos, en sus instintitos, en sus fórmulas financieras, en sus responsabilidad
social, en su capacidad de planificación y análisis, en todo lo que han
construido en los años recientes, en las reformas estructurales que pronto, muy
pronto nos colmaran con sus frutos.
Sin embargo es difícil
confiar, cuando una y otra vez nos han traicionado, cuando apelando a nuestro
deber y patriotismo, al esfuerzo y al sacrificio, no han hecho otra cosa que
buscar la forma más rápida de enriquecerse, de hacer negocios de centralizar
poder y de construir un marco de impunidad en el cual seguir prosperando; a
costa de una inmensa mayoría que se desangra en medio de una guerra sin piedad
ni cuartel.
Así las cosas para esta
patria nuestra, que se enfila a un proceso en el que las armas políticas de
siempre se enfrentaran por controlar las decisiones más importantes por los próximos
seis años.
¿Qué proyectos se
enfrentan en las urnas el próximo junio del 2018?
Por un lado tenemos el
proyecto que encabeza el actual gobiernos, en el cual podemos incluir a su
mejor aliado para implantarlo en políticas públicas, el PAN, el otro partido
que fungió como aliado del gobierno durante el primer periodo de esta gobierno
es el PRD, quién es responsable directo de la reforma fiscal por ejemplo. Así
que tanto el PAN como el PRD, no son una verdadera alternancia al proyecto de
nación que se desarrolla actualmente; podemos afirmar que lo que salga de la
alianza de estos dos partidos, no diferirá mucho de las políticas públicas actualmente
en marcha, y en algunos aspectos podríamos visualizar una profundización de las
reformas emprendidas por el PRI.
De este modo el único
proyecto alternativo que se presenta en el actual proceso electoral es el que
representa MORENA, y su candidato, son los únicos que plantean algo diferente
al resto de los partidos políticos, un proyecto al que se le busca descalificar
a priori con el mote de populista, como si esa palabra por si sola asustara;
nos evocan los fantasmas del pasado, un pasado de un partido único, al cual no
se le contrariaba, un pasado donde la corrupción justo como hoy en día campeaba
en la vida pública nacional.
MORENA trata de poner al
ser humano en el centro de las políticas públicas, que el Estado tenga una
orientación humanista, que entorno a las necesidades de la gente gire la
actividad pública, y no al revés, como pasa actualmente, en donde la gente se
tiene que orientar a las políticas públicas.
No hay un enfoque que
tome en cuenta la diversidad del país, los diferentes problemas que enfrenta,
ni toma en consideración la búsqueda de las mejores condiciones de vida para
toda la sociedad.
No nos podemos permitir
seguir dejando atrás a nuestros hermanos, de olvidarlo en la ignominia del
hambre y la miseria; el desarrollo, la prosperidad debe tocarnos a todos.
¿Cómo lograrlo?
Para empezar no
secuestrando la riqueza, la corrupción acapara recursos valiosos para la
prosperidad de la nación, estanca la competencia, acribilla la libertad, y
finalmente asesina; este es el primer paso para mejorar la situación del país,
dejar de desviar recursos al bolsillo de los corruptos.
Luego promoviendo la
generación de riqueza, en las distintas actividades económicas, las gente sabe cómo
hacer su trabajo, como realizar un objetivo, hay que darle esa libertad, con
una política pública que promueva la competencia, que brinde seguridad jurídica,
que proponga políticas económicas que fomenten la inversión, que promueva el
comercio internacional y que fomente la innovación.
Las amenazas del mundo
actual son muchas, desde los países que nos compiten directamente, como los
latinoamericanos, los países asiáticos, la misma China, o la India, hasta el
reto que representa la atomización del trabajo.
¿Cómo generar los empleos
necesarios cuando la tecnología está en condiciones de automatizar muchas de
las actividades económicas?
Pues he ahí uno de los
grandes retos que enfrenta la nación, eso unificado al precario estado de las
finanzas públicas, agotadas por los gastos infructuosos acaparados por una
pandilla de ladrones, que han hecho del gasto público una fuente inagotable de
riqueza persona.
Un mundo donde la tensión
crece entre naciones tan dispares como Corea del Norte y los Estados Unidos,
con un presidente de esta nación tan impredecible y que no se cansa de buscar
pleitos en todo lo ancho del globo.
En ese contexto nos toca
elegir proyecto y a la persona indicada de encabezar el mismo.
La respuesta no puede
estar en esta elite agotada y corrupta debidamente representada por los Meade,
Anaya, Barrales o quienes surjan en los meses por venir.
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