miércoles, 18 de octubre de 2017

Elecciones en tiempos convulsos.



Los retos que enfrentamos como nación son enormes y variados, por ello el desafío que nos presente es tan grande. 

El grupo en el poder, la elite política, económica, financiera cultural de México, nos avizoran que en tiempos tan difíciles, tan convulsos y confusos, lo mejor es seguir confiando en ellos, en sus instintitos, en sus fórmulas financieras, en sus responsabilidad social, en su capacidad de planificación y análisis, en todo lo que han construido en los años recientes, en las reformas estructurales que pronto, muy pronto nos colmaran con sus frutos.

Sin embargo es difícil confiar, cuando una y otra vez nos han traicionado, cuando apelando a nuestro deber y patriotismo, al esfuerzo y al sacrificio, no han hecho otra cosa que buscar la forma más rápida de enriquecerse, de hacer negocios de centralizar poder y de construir un marco de impunidad en el cual seguir prosperando; a costa de una inmensa mayoría que se desangra en medio de una guerra sin piedad ni cuartel.
Así las cosas para esta patria nuestra, que se enfila a un proceso en el que las armas políticas de siempre se enfrentaran por controlar las decisiones más importantes por los próximos seis años.

¿Qué proyectos se enfrentan en las urnas el próximo junio del 2018?

Por un lado tenemos el proyecto que encabeza el actual gobiernos, en el cual podemos incluir a su mejor aliado para implantarlo en políticas públicas, el PAN, el otro partido que fungió como aliado del gobierno durante el primer periodo de esta gobierno es el PRD, quién es responsable directo de la reforma fiscal por ejemplo. Así que tanto el PAN como el PRD, no son una verdadera alternancia al proyecto de nación que se desarrolla actualmente; podemos afirmar que lo que salga de la alianza de estos dos partidos, no diferirá mucho de las políticas públicas actualmente en marcha, y en algunos aspectos podríamos visualizar una profundización de las reformas emprendidas por el PRI.

De este modo el único proyecto alternativo que se presenta en el actual proceso electoral es el que representa MORENA, y su candidato, son los únicos que plantean algo diferente al resto de los partidos políticos, un proyecto al que se le busca descalificar a priori con el mote de populista, como si esa palabra por si sola asustara; nos evocan los fantasmas del pasado, un pasado de un partido único, al cual no se le contrariaba, un pasado donde la corrupción justo como hoy en día campeaba en la vida pública nacional.

MORENA trata de poner al ser humano en el centro de las políticas públicas, que el Estado tenga una orientación humanista, que entorno a las necesidades de la gente gire la actividad pública, y no al revés, como pasa actualmente, en donde la gente se tiene que orientar a las políticas públicas.

No hay un enfoque que tome en cuenta la diversidad del país, los diferentes problemas que enfrenta, ni toma en consideración la búsqueda de las mejores condiciones de vida para toda la sociedad.

No nos podemos permitir seguir dejando atrás a nuestros hermanos, de olvidarlo en la ignominia del hambre y la miseria; el desarrollo, la prosperidad debe tocarnos a todos.

¿Cómo lograrlo?

Para empezar no secuestrando la riqueza, la corrupción acapara recursos valiosos para la prosperidad de la nación, estanca la competencia, acribilla la libertad, y finalmente asesina; este es el primer paso para mejorar la situación del país, dejar de desviar recursos al bolsillo de los corruptos.

Luego promoviendo la generación de riqueza, en las distintas actividades económicas, las gente sabe cómo hacer su trabajo, como realizar un objetivo, hay que darle esa libertad, con una política pública que promueva la competencia, que brinde seguridad jurídica, que proponga políticas económicas que fomenten la inversión, que promueva el comercio internacional y que fomente la innovación.

Las amenazas del mundo actual son muchas, desde los países que nos compiten directamente, como los latinoamericanos, los países asiáticos, la misma China, o la India, hasta el reto que representa la atomización del trabajo.

¿Cómo generar los empleos necesarios cuando la tecnología está en condiciones de automatizar muchas de las actividades económicas?

Pues he ahí uno de los grandes retos que enfrenta la nación, eso unificado al precario estado de las finanzas públicas, agotadas por los gastos infructuosos acaparados por una pandilla de ladrones, que han hecho del gasto público una fuente inagotable de riqueza persona.

Un mundo donde la tensión crece entre naciones tan dispares como Corea del Norte y los Estados Unidos, con un presidente de esta nación tan impredecible y que no se cansa de buscar pleitos en todo lo ancho del globo.

En ese contexto nos toca elegir proyecto y a la persona indicada de encabezar el mismo.
La respuesta no puede estar en esta elite agotada y corrupta debidamente representada por los Meade, Anaya, Barrales o quienes surjan en los meses por venir.

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